La nueva sociedad
industrial: grupos e ideologías
En
el siglo XIX se produjo un importante aumento de la población mundial. Veamos
cuáles son los factores que inciden en el crecimiento de la población. Uno de
ellos es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Hasta el siglo
XVIII, era común que nacieran muchos niños debido a que la mujer se casaba y
comenzaba a tener hijos a temprana edad. Por otra parte, también la tasa de
mortalidad era alta. Este fenómeno –alta natalidad y alta mortalidad- fue
cambiando desde fines del siglo XVIII. El primer cambio se observa en la tasa
de mortalidad que empezó a descender: la medicina, la higiene y una mejor
alimentación incidieron para lograrlo. Sin embargo, la tasa de natalidad se
mantuvo alta por más tiempo. Ello permitió un aumento de la población. A lo
largo del siglo XIX, con diferencias según los países, la natalidad fue
descendiendo debido al deseo de controlar el número de nacimientos.
Otro
aspecto demográfico fueron los movimientos migratorios. En Europa, la población
tendía a concentrarse cada vez más en las ciudades, pero como allí no todos
encontraban el trabajo que esperaban, las migraciones se orientaron hacia otros
países.
El desarrollo de la revolución industrial produjo la
formación de una nueva clase social, el proletariado. Podemos considerar dentro
de este grupo social a los obreros industriales y a los mineros.
Las condiciones de trabajo eran pésimas: largas jornadas,
bajos salarios, niños y mujeres peor pagos que los hombres, fábricas mal
ventiladas, malos tratos por parte de los capataces. Las condiciones de salubridad
eran aún peores en la minería que en la industria. En los comienzos de la
revolución industrial el trabajo era poco especializado y la oferta de mano de
obra –debido a la emigración del campo a la ciudad- muy abundante. Este aspecto
incidía también en los bajos salarios que se pagaban.
Además de los aspectos laborales, las condiciones de vida
también eran malas. Se habían formado barrios obreros en los lugares próximos a
las fábricas. Las viviendas eran pequeñas, carecían de los servicios mínimos y en
ellas vivían hacinadas muchas personas. Había alta natalidad pero también alta
mortalidad infantil. Recuerda que los hijos de obreros y mineros desde edades
muy tempranas debían trabajar, eran mal remunerados, contraían enfermedades más
fácilmente y no era habitual que asistieran a la escuela.
A medida que se extendió la industrialización, la
incorporación de mejores maquinarias provocó que muchos obreros perdieran su
trabajo: era necesaria menos mano de obra aunque más especializada. Así, a
fines del siglo XIX, la composición de la clase obrera fue cambiando. El
salario de los obreros especializados subió, no así el de los menos
calificados.
Los obreros se organizaban en sindicatos para defender sus
derechos y reclamar mejores condiciones de trabajo y de vida. Sin embargo,
hacia 1890, en la mayoría de los países europeos no se reconocía el derecho de huelga
y los obreros que protestaban de esa manera eran reprimidos con dureza.
Por otra parte, la burguesía como clase social era
heterogénea. Los propietarios de las empresas industriales y mineras constituían
el sector más poderoso y, muchas veces, eran quienes tenían el poder político
gracias al sufragio censitario. Los trabajadores por cuenta propia,
profesionales, dependientes del Estado y pequeños comerciantes e industriales
formaban las clases medias.
En los barrios burgueses se incorporó el alumbrado público y
las casas ya contaban a fines del siglo XIX con agua potable y luz eléctrica.
Por lo general, las familias burguesas elegían tener pocos
hijos. Los niños accedían a la educación, aunque eran notorias las diferencias
entre varones y niñas. Éstas permanecían al cuidado de las madres y educadas
por institutrices. No era habitual que las mujeres burguesas hicieran estudios universitarios,
trabajaran y, como hemos visto, tampoco podían votar.
Las ideas
socialistas cuestionan el "orden establecido"
Marxismos:
hacia 1848, el pensamiento socialista comenzó a tomar nuevas orientaciones, con
Carlos Marx y Federico Engels. Su análisis de la sociedad y de la economía de
su tiempo era más sistemático que el de los socialistas anteriores.
Marx
había tomado de otros filósofos la idea de que los cambios en una situación son
el fruto de la oposición interna de los elementos que la componen. Esto es la
dialéctica. Y, como entre todos los elementos de su análisis destacaba los de
orden material que condicionaban al mundo de las ideas, llamamos a su pensamiento
materialismo dialéctico. Para comprender la sociedad de su época y,
especialmente, las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, Marx
analizó la historia bajo la óptica de la concepción materialista dialéctica.
Consideraba que la base de la sociedad es la estructura
económica que es lo que determina la organización de la sociedad y la
superestructura: es decir, el derecho, la política, el pensamiento, la
religión, la ciencia, el arte. Aquí podemos observar el materialismo marxista:
la economía como determinante de la organización social y de todo lo que los
hombres de esa sociedad creen y piensan.
Pero la Historia no es inmutable, según el materialismo
histórico, sino que cambia debido a las
contradicciones internas de la sociedad. Lo que produce el cambio, según Marx,
es la lucha de clases.
El determinismo económico fue criticado por sus
contemporáneos y Engels afirmó entonces que la economía es un factor decisivo
pero no el único para comprender cómo se organiza la sociedad y la
superestructura.
Concluyó – cuando ya había fallecido Marx- que no sólo la
economía sino también la política, el pensamiento y la religión influyen y
pueden hacer cambiar la historia.
Marx
y Engels analizaron en especial la sociedad capitalista de su época y
elaboraron una propuesta política. Consideraban a la burguesía y al
proletariado dos clases sociales antagónicas, ya que una poseía los medios de producción
–en este caso las fábricas- y la otra no tenía nada más que su fuerza de
trabajo, la que vendía a cambio de un salario. La ganancia de los capitalistas
estaba en acumular plusvalía, es decir, lo que no se retribuía a los obreros
por su trabajo e iba a engrosar el capital.
Consideraban
que los capitalistas cada vez eran más ricos y los obreros cada vez más pobres,
debido a la concentración de capitales.
"El valor de una mercadería está determinado
por la cantidad de trabajo empleado en su producción.
Lo que el obrero vende no es directamente
su trabajo, sino su fuerza de trabajo. (...) ¿Cuál es el valor de la fuerza de
trabajo? Igual que cualquier otra mercadería está determinado por el valor de
los artículos de primera necesidad necesarios para producirla, conservarla y
perpetuarla.
Pagando el valor diario de la fuerza de
trabajo del obrero, el capitalista adquiere el derecho de servirse de ella
durante toda la jornada. Le hará trabajar, supongamos, doce horas por día. Por encima
de las horas necesarias para producir el equivalente de su salario (o el valor
de su fuerza de trabajo), el obrero deberá trabajar más horas que llamaríamos de
sobretrabajo. Este sobretrabajo crea una plusvalía y un sobreproducto. Es sobre
esta forma de cambio entre el capital y el trabajo que reposa la producción capitalista."
Carlos Marx. Salarios, precios y beneficios (1844). En
Grell y otros, Dossiers d’histoire,
p. 183 y ss.
Por
esta razón, estos pensadores consideraban que en el sistema capitalista no
había modo de mejorar la forma de trabajo y de vida de los obreros.
Es
así que defendían la lucha de clases como única forma de cambiar la sociedad y
crear una en la que prevaleciera la justicia y la equidad. La lucha de clases
dirigida por el proletariado organizado en sindicatos llevaría a la revolución
social, a la conquista del poder y la instalación de la dictadura del
proletariado.
"La historia de toda sociedad en el
pasado es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos,
patricios y plebeyos, señores y siervos, estuvieron en oposición constante unos
contra otros (...) Pero nuestra época, la época de la burguesía, tiene de
particular que ha amplificado las oposiciones de clase. Cada vez más, toda la
sociedad se divide en dos grandes campos enemigos: la burguesía y el proletariado”
Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto comunista, 1848. En G. D’Elia,
Historia contemporánea, tomo 1, pp. 45-51.
En
la llamada dictadura del proletariado, Marx se imaginaba un Estado que
confiscaría todas las propiedades, eliminando así la propiedad privada de los
medios de producción que era la base del sistema capitalista. De esta manera no
habría clases sociales ya que todos serían iguales. La propiedad de los bienes
estaría en manos de toda la sociedad. Pero esta etapa sería provisoria ya que para Marx debía desaparecer también
el Estado, creando así la sociedad socialista.
La mayor influencia de Marx y Engels se manifestó en esos
años en la formación de sindicatos. Partían de la concepción de que la condición
de ser obreros era más importante que la nación en la que se había nacido. Por
lo tanto aspiraban a una organización solidaria de los obreros de todo el
mundo.
1. Define concepto importantes de esta corriente
ideológica: a. Lucha de clases
b. Dictadura del
proletariado c. Sociedad socialista
2. ¿Qué características tendría la sociedad proyectada
por Marx?
Sindicalismo
A
medida que la revolución industrial se fue extendiendo por Europa y Estados
Unidos, se fueron creando también las primeras organizaciones de obreros para
defender sus derechos y reclamar mejores condiciones de trabajo. Durante mucho
tiempo los sindicatos fueron prohibidos y los obreros perseguidos si hacían una
huelga o reclamaban mejores salarios. Sin embargo, continuaban formando organizaciones
de ayuda mutua. Recién hacia 1870 en Inglaterra y 1880 en Francia fueron
legalizados los sindicatos.
Bajo
influencia de Marx, se formó en 1864 en Londres la Primera Asociación Internacional
de Trabajadores (AIT). Para Marx, los obreros de todo el mundo debían
organizarse y relacionarse entre sí ya que compartían una misma condición.
En
la Primera Internacional participaron sindicatos obreros de varios países
europeos y se discutieron temas como la organización obrera, la huelga y la
revolución y la socialización de los medios de producción.
Hubo
duros enfrentamientos entre anarquistas y marxistas debido a sus diferentes
concepciones. Se reivindicó la jornada laboral de 10 horas, eliminar el trabajo
infantil, mejorar los salarios, las condiciones laborales, y promover el
derecho a la participación política. En 1876 se disolvió.
En
1889, se creó la Segunda Internacional en París. En esos años, los sindicatos
ya eran más poderosos y se habían formado partidos políticos socialistas. En
las discusiones los sindicatos se agrupaban según su país de origen creando
también fuertes divisiones entre ellos. Se reclamaba la jornada laboral de ocho
horas, el seguro de enfermedad, de vejez, el derecho al descanso semanal y anual,
mejoras salariales y de condiciones laborales.
1. Identifica las
reivindicaciones realizadas por los obreros en la primera y segunda
internacional sindical.
2. ¿Cuáles fueron
las acciones realizadas por los obreros?