domingo, 10 de abril de 2016

La nueva sociedad industrial: grupos e ideologías

La nueva sociedad industrial: grupos e ideologías
En el siglo XIX se produjo un importante aumento de la población mundial. Veamos cuáles son los factores que inciden en el crecimiento de la población. Uno de ellos es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Hasta el siglo XVIII, era común que nacieran muchos niños debido a que la mujer se casaba y comenzaba a tener hijos a temprana edad. Por otra parte, también la tasa de mortalidad era alta. Este fenómeno –alta natalidad y alta mortalidad- fue cambiando desde fines del siglo XVIII. El primer cambio se observa en la tasa de mortalidad que empezó a descender: la medicina, la higiene y una mejor alimentación incidieron para lograrlo. Sin embargo, la tasa de natalidad se mantuvo alta por más tiempo. Ello permitió un aumento de la población. A lo largo del siglo XIX, con diferencias según los países, la natalidad fue descendiendo debido al deseo de controlar el número de nacimientos.
Otro aspecto demográfico fueron los movimientos migratorios. En Europa, la población tendía a concentrarse cada vez más en las ciudades, pero como allí no todos encontraban el trabajo que esperaban, las migraciones se orientaron hacia otros países.
El desarrollo de la revolución industrial produjo la formación de una nueva clase social, el proletariado. Podemos considerar dentro de este grupo social a los obreros industriales y a los mineros.
Las condiciones de trabajo eran pésimas: largas jornadas, bajos salarios, niños y mujeres peor pagos que los hombres, fábricas mal ventiladas, malos tratos por parte de los capataces. Las condiciones de salubridad eran aún peores en la minería que en la industria. En los comienzos de la revolución industrial el trabajo era poco especializado y la oferta de mano de obra –debido a la emigración del campo a la ciudad- muy abundante. Este aspecto incidía también en los bajos salarios que se pagaban.
Además de los aspectos laborales, las condiciones de vida también eran malas. Se habían formado barrios obreros en los lugares próximos a las fábricas. Las viviendas eran pequeñas, carecían de los servicios mínimos y en ellas vivían hacinadas muchas personas. Había alta natalidad pero también alta mortalidad infantil. Recuerda que los hijos de obreros y mineros desde edades muy tempranas debían trabajar, eran mal remunerados, contraían enfermedades más fácilmente y no era habitual que asistieran a la escuela.
A medida que se extendió la industrialización, la incorporación de mejores maquinarias provocó que muchos obreros perdieran su trabajo: era necesaria menos mano de obra aunque más especializada. Así, a fines del siglo XIX, la composición de la clase obrera fue cambiando. El salario de los obreros especializados subió, no así el de los menos calificados.
Los obreros se organizaban en sindicatos para defender sus derechos y reclamar mejores condiciones de trabajo y de vida. Sin embargo, hacia 1890, en la mayoría de los países europeos no se reconocía el derecho de huelga y los obreros que protestaban de esa manera eran reprimidos con dureza.
Por otra parte, la burguesía como clase social era heterogénea. Los propietarios de las empresas industriales y mineras constituían el sector más poderoso y, muchas veces, eran quienes tenían el poder político gracias al sufragio censitario. Los trabajadores por cuenta propia, profesionales, dependientes del Estado y pequeños comerciantes e industriales formaban las clases medias.
En los barrios burgueses se incorporó el alumbrado público y las casas ya contaban a fines del siglo XIX con agua potable y luz eléctrica.
Por lo general, las familias burguesas elegían tener pocos hijos. Los niños accedían a la educación, aunque eran notorias las diferencias entre varones y niñas. Éstas permanecían al cuidado de las madres y educadas por institutrices. No era habitual que las mujeres burguesas hicieran estudios universitarios, trabajaran y, como hemos visto, tampoco podían votar.


Las ideas socialistas cuestionan el "orden establecido"
Marxismos: hacia 1848, el pensamiento socialista comenzó a tomar nuevas orientaciones, con Carlos Marx y Federico Engels. Su análisis de la sociedad y de la economía de su tiempo era más sistemático que el de los socialistas anteriores.
Marx había tomado de otros filósofos la idea de que los cambios en una situación son el fruto de la oposición interna de los elementos que la componen. Esto es la dialéctica. Y, como entre todos los elementos de su análisis destacaba los de orden material que condicionaban al mundo de las ideas, llamamos a su pensamiento materialismo dialéctico. Para comprender la sociedad de su época y, especialmente, las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, Marx analizó la historia bajo la óptica de la concepción materialista dialéctica. Consideraba que la base de la sociedad es la estructura económica que es lo que determina la organización de la sociedad y la superestructura: es decir, el derecho, la política, el pensamiento, la religión, la ciencia, el arte. Aquí podemos observar el materialismo marxista: la economía como determinante de la organización social y de todo lo que los hombres de esa sociedad creen y piensan.
Pero la Historia no es inmutable, según el materialismo histórico, sino que cambia  debido a las contradicciones internas de la sociedad. Lo que produce el cambio, según Marx, es la lucha de clases.
El determinismo económico fue criticado por sus contemporáneos y Engels afirmó entonces que la economía es un factor decisivo pero no el único para comprender cómo se organiza la sociedad y la superestructura.
Concluyó – cuando ya había fallecido Marx- que no sólo la economía sino también la política, el pensamiento y la religión influyen y pueden hacer cambiar la historia.
Marx y Engels analizaron en especial la sociedad capitalista de su época y elaboraron una propuesta política. Consideraban a la burguesía y al proletariado dos clases sociales antagónicas, ya que una poseía los medios de producción –en este caso las fábricas- y la otra no tenía nada más que su fuerza de trabajo, la que vendía a cambio de un salario. La ganancia de los capitalistas estaba en acumular plusvalía, es decir, lo que no se retribuía a los obreros por su trabajo e iba a engrosar el capital.
Consideraban que los capitalistas cada vez eran más ricos y los obreros cada vez más pobres, debido a la concentración de capitales.
"El valor de una mercadería está determinado por la cantidad de trabajo empleado en su producción.
Lo que el obrero vende no es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo. (...) ¿Cuál es el valor de la fuerza de trabajo? Igual que cualquier otra mercadería está determinado por el valor de los artículos de primera necesidad necesarios para producirla, conservarla y perpetuarla.
Pagando el valor diario de la fuerza de trabajo del obrero, el capitalista adquiere el derecho de servirse de ella durante toda la jornada. Le hará trabajar, supongamos, doce horas por día. Por encima de las horas necesarias para producir el equivalente de su salario (o el valor de su fuerza de trabajo), el obrero deberá trabajar más horas que llamaríamos de sobretrabajo. Este sobretrabajo crea una plusvalía y un sobreproducto. Es sobre esta forma de cambio entre el capital y el trabajo que reposa la producción capitalista."
Carlos Marx. Salarios, precios y beneficios (1844). En Grell y otros, Dossiers d’histoire, p. 183 y ss.

Por esta razón, estos pensadores consideraban que en el sistema capitalista no había modo de mejorar la forma de trabajo y de vida de los obreros.
Es así que defendían la lucha de clases como única forma de cambiar la sociedad y crear una en la que prevaleciera la justicia y la equidad. La lucha de clases dirigida por el proletariado organizado en sindicatos llevaría a la revolución social, a la conquista del poder y la instalación de la dictadura del proletariado.
"La historia de toda sociedad en el pasado es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, estuvieron en oposición constante unos contra otros (...) Pero nuestra época, la época de la burguesía, tiene de particular que ha amplificado las oposiciones de clase. Cada vez más, toda la sociedad se divide en dos grandes campos enemigos: la burguesía y el proletariado”
Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto comunista, 1848. En G. D’Elia, Historia contemporánea, tomo 1, pp. 45-51.

En la llamada dictadura del proletariado, Marx se imaginaba un Estado que confiscaría todas las propiedades, eliminando así la propiedad privada de los medios de producción que era la base del sistema capitalista. De esta manera no habría clases sociales ya que todos serían iguales. La propiedad de los bienes estaría en manos de toda la sociedad. Pero esta etapa sería provisoria ya que para Marx debía desaparecer también el Estado, creando así la sociedad socialista.
La mayor influencia de Marx y Engels se manifestó en esos años en la formación de sindicatos. Partían de la concepción de que la condición de ser obreros era más importante que la nación en la que se había nacido. Por lo tanto aspiraban a una organización solidaria de los obreros de todo el mundo.


1. Define concepto importantes de esta corriente ideológica: a. Lucha de clases b. Dictadura del proletariado c. Sociedad socialista
2. ¿Qué características tendría la sociedad proyectada por Marx?

Sindicalismo
A medida que la revolución industrial se fue extendiendo por Europa y Estados Unidos, se fueron creando también las primeras organizaciones de obreros para defender sus derechos y reclamar mejores condiciones de trabajo. Durante mucho tiempo los sindicatos fueron prohibidos y los obreros perseguidos si hacían una huelga o reclamaban mejores salarios. Sin embargo, continuaban formando organizaciones de ayuda mutua. Recién hacia 1870 en Inglaterra y 1880 en Francia fueron legalizados los sindicatos.
Bajo influencia de Marx, se formó en 1864 en Londres la Primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Para Marx, los obreros de todo el mundo debían organizarse y relacionarse entre sí ya que compartían una misma condición.
En la Primera Internacional participaron sindicatos obreros de varios países europeos y se discutieron temas como la organización obrera, la huelga y la revolución y la socialización de los medios de producción.
Hubo duros enfrentamientos entre anarquistas y marxistas debido a sus diferentes concepciones. Se reivindicó la jornada laboral de 10 horas, eliminar el trabajo infantil, mejorar los salarios, las condiciones laborales, y promover el derecho a la participación política. En 1876 se disolvió.
En 1889, se creó la Segunda Internacional en París. En esos años, los sindicatos ya eran más poderosos y se habían formado partidos políticos socialistas. En las discusiones los sindicatos se agrupaban según su país de origen creando también fuertes divisiones entre ellos. Se reclamaba la jornada laboral de ocho horas, el seguro de enfermedad, de vejez, el derecho al descanso semanal y anual, mejoras salariales y de condiciones laborales.

1. Identifica las reivindicaciones realizadas por los obreros en la primera y segunda internacional sindical.
2. ¿Cuáles fueron las acciones realizadas por los obreros?